Se ha convertido en algo muy común, escuchar o leer frases recurrentes: "a esos manifestantes deberían de pasarles encima"; "dan ganas de tirarle el carro a esos fanáticos que llevan muñequitos sangrantes en hombros"; "maestros huevones que vayan a trabajar en lugar de estar en la calle"... Y se utiliza el argumento de que los mayores males del tránsito están derivados de las manifestaciones populares, las procesiones, los desfiles o cientos de etcéteras.
De algún modo son justificables. Estar en una cola de vehículos por causas que a uno poco le interesan no es agradable. La libre locomoción, la prisa, el descuento económico sufrido por llegar tarde a las labores son parte de las razones expuestas por los iracundos conductores que maldicen esas tapas en la calle.
Pero por supuesto que el derecho a la vida y la integridad de las personas hace comportarse a la mayoría como seres pensantes y en el justo equilibrio del sentido común, tomar la decisión de respetar las expresiones ajenas.
Esto lo expongo porque es totalmente erróneo asegurar que el tráfico se hace por las causas antes expuestas. El tráfico y los accidentes viables se dan por el irrespeto. Simple y claro. Circular a pie por cualquier zona de la Ciudad de Guatemala, un día X en el que no hay manifestaciones, desfiles, procesiones o similares es el equivalente a ver a conductores apresurados que van abriendo camino de la forma que se puede, o se les da la gana. No hay razón para culpar por el tráfico permanente, a las manifestaciones públicas.
Es penoso ver a que en la Semana Santa la zona 1 se convierta en un atentado vial, encabezado justamente por cucuruchos que devotamente han expresado su fe por medio de las procesiones, pero que en segundos se vuelven energúmenos que le tiran el carro a otras personas que -irónicamente participan en las mismas actividades religiosas-. Es triste ver que padres de familia lleven a toda prisa a sus pequeños hijos al colegio e irrespeten a otras personas que -a pie o en vehículo llevan a sus hijos al mismo espacio-. Es ridículo haber visto autos adornados con banderas patrias y caras pintadas de la esperanza de derrocar al sistema político y que al tomar el volante cambiaran la sonora vuvuzela, por el estridente bocinazo seguido del "quitate de mi camino hijue..."
Dentro de los mayores males de nuestra "sociedad" están la indiferencia y la intolerancia. Vale la pena preguntarse porque hace dos años, Guatemala se "unió" a manifestar y ahora algunos se quejen justamente de lo mismo, al ver que un grupo de jóvenes tomara la decisión de hacer visibles las problemáticas que existen en su institución.
En estos días el dolor de una familia nació al perder la vida una joven -que tendría un futuro esperanzador-. Nada ni nadie podrá entender el dolor de la madre, un duelo que no cesará pues la perdida de un ser amado no tiene el menor grado de comparación con nada. Dios es bueno, dijo el joven que será procesado por atropellar a los jóvenes que protestaban en la zona 7. No hay frases estúpidas. Sólo estúpidos que dicen -o escriben- frases.
De algún modo son justificables. Estar en una cola de vehículos por causas que a uno poco le interesan no es agradable. La libre locomoción, la prisa, el descuento económico sufrido por llegar tarde a las labores son parte de las razones expuestas por los iracundos conductores que maldicen esas tapas en la calle.
Pero por supuesto que el derecho a la vida y la integridad de las personas hace comportarse a la mayoría como seres pensantes y en el justo equilibrio del sentido común, tomar la decisión de respetar las expresiones ajenas.
Esto lo expongo porque es totalmente erróneo asegurar que el tráfico se hace por las causas antes expuestas. El tráfico y los accidentes viables se dan por el irrespeto. Simple y claro. Circular a pie por cualquier zona de la Ciudad de Guatemala, un día X en el que no hay manifestaciones, desfiles, procesiones o similares es el equivalente a ver a conductores apresurados que van abriendo camino de la forma que se puede, o se les da la gana. No hay razón para culpar por el tráfico permanente, a las manifestaciones públicas.
Es penoso ver a que en la Semana Santa la zona 1 se convierta en un atentado vial, encabezado justamente por cucuruchos que devotamente han expresado su fe por medio de las procesiones, pero que en segundos se vuelven energúmenos que le tiran el carro a otras personas que -irónicamente participan en las mismas actividades religiosas-. Es triste ver que padres de familia lleven a toda prisa a sus pequeños hijos al colegio e irrespeten a otras personas que -a pie o en vehículo llevan a sus hijos al mismo espacio-. Es ridículo haber visto autos adornados con banderas patrias y caras pintadas de la esperanza de derrocar al sistema político y que al tomar el volante cambiaran la sonora vuvuzela, por el estridente bocinazo seguido del "quitate de mi camino hijue..."
Dentro de los mayores males de nuestra "sociedad" están la indiferencia y la intolerancia. Vale la pena preguntarse porque hace dos años, Guatemala se "unió" a manifestar y ahora algunos se quejen justamente de lo mismo, al ver que un grupo de jóvenes tomara la decisión de hacer visibles las problemáticas que existen en su institución.
En estos días el dolor de una familia nació al perder la vida una joven -que tendría un futuro esperanzador-. Nada ni nadie podrá entender el dolor de la madre, un duelo que no cesará pues la perdida de un ser amado no tiene el menor grado de comparación con nada. Dios es bueno, dijo el joven que será procesado por atropellar a los jóvenes que protestaban en la zona 7. No hay frases estúpidas. Sólo estúpidos que dicen -o escriben- frases.
Continuará...
Guatemala, abril 2017
Guatemala, abril 2017
N. Ivannoe Fajardo Andrade
nifajardo@gmail.com
colectivoarrancacebollas.blogspot.com ES UN ESPACIO DE OPINIÓN ABIERTO EL CUAL NO REFLEJA NECESARIAMENTE LA OPINION DE LA TOTALIDAD DE LOS MIEMBROS DEL COLECTIVO ARRANCACEBOLLAS. EL COLECTIVO ARRANCACEBOLLAS TIENE COMO FINALIDAD LA PROMOCION DE EXPRESIONES ARTÍSTICAS Y CULTURALES PERO DEJA A DISCRECION LA LIBERTAD DE OPINION DE SUS INTEGRANTES.
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